4.5.11

La última memoria

El día que vi la culminación de la vida me encontré impasible.

Yo quería pasar el tiempo viendo cómo a lo lejos el universo se desintegraba. Por instantes vi correr la sangre a raudales, gente, como siempre, gritando, sólo más asustada.

Agua, tierra, al fin sucedía.

Al fin los cuentos de mis padres existían, al fin algo me parecía importante. Al fin valía la pena estar vivo.

Al fin moriría.

Me equivoqué.

La resolución, la novedad, la noticia, el resplandor, fueron algo excitante, pero empezaba de nuevo. Diferente, pero de nuevo comenzaba.

La acción de otro sobreviviente bastó para querer más que nunca hundirme en la nada, tomó sólo unos segundos. La espera resultó vacía, lo que alguna vez pude, quise esperar, se desvaneció.

La última lágrima corrió y vi por primera y última vez la imagen del renovado, mismo mundo.

Iba, eternamente, a ser imposible.